domingo, 31 de enero de 2010

Es una pena.

Es una pena grandísima que no estés conmigo,

Cuando son las 11 y despierto reciencito,

Con los ojos cansados aún, mirando al infinito.

Es una pena grandísima que no estés conmigo,

Cuando son las 4 y se acabo la diversión, si es que la hubo,

Y me acuesto en mi cama escapando del calor, de mi soledad,

De no tener con quien contar.

Es una pena grandísima que no estés conmigo,

Cuando llegan las 6 y me he cansado de esperar que te decidas,

Y mi corazón bombea a borbotones cada vez que suena el teléfono,

Esperando encontrar tu voz del otro lado del cable.

Es una pena que no estés conmigo,

Cuando llegan las 8 y yo sigo con mi cajita llena de ilusiones de amor,

Y mientras tengo una guerra mortal con el ordenador en busca de encontrar la mejor

Fotografía de nosotros dos.

Es una pena grandísima, que no estés conmigo,

Y que no sepas como te enumero y deletreo en mi cabeza,

En mis textos, en mi corazón.

Grandísima pena es que no estés conmigo,

Y te pierdas los sueños que ensueño para los dos,

Las horas que me paso creando cuentos…. Mientras espero que me regales un trozo de tu tiempo.

Es una grandísima pena que no estés conmigo,

Para ver como brillan mis ojos cuando creo llegar la hora de verte,

Pero quizás no sea tan grande la pena, porque a la vez te ahorras tener que ver

La decepción en mi rostro, al saber que nuevamente…. Nuevamente algo acaeció y que quizás

en un par de horas, en un momento incierto de tus “hay vemos”, nos encontremos.

Es una pena grandísima… sobre todo para mí…

Porque soy la única que lo sabe.

No puedes imaginar que existe detrás de todas las horas que te llevo esperando,

Podría dar dos vueltas hasta la felicidad, y seguro encontraría por ahí una sonrisa.

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