Voy a contaros una historia, más te advierto que no tiene
final feliz,
Ella me ha convocado y desde hace ya tres horas tira de mí,
Como la gravedad de la tierra mantiene la luna allí.
Con igual tesón yo me olvido de ti.
En los fríos pasos que nos condujo al adiós,
Vislumbro por la humedad, aquella tormenta que preferí
negar.
Y voy contigo aún, pero voy a rastras y te quiero despacio,
no por economía emocional,
Es que se me ha gastado el corazón, en esta lucha que llevas
en vos.
Voy a nombrar fuertemente el adiós,
Por si se me olvida cuando plantes tu mirada en mi pupila,
Cuando digas las palabras, que siempre, siempre han de
desarmarme.
Estoy en campo de batalla y no lo sabía,
Estaba escrito que me hirieras, con tu infinita inocencia,
Con tu bien calculada ironía,
Me abrace a la esperanza inexistente, me abrace con ojos
abiertos y di un paso de fe,
Aún recuerdo, que mientras caía,
Aquella antigua grieta, cobro fuerza en mi alma herida,
Tenuemente tu figura comenzó a desdibujarse,
Y para entonces yo comencé también a olvidarme,
A olvidar mi sonrisa, a olvidar mí aroma,
A olvidar que vibraba…
Hasta que aquella desconocida,
Radiante de luz… me nombro,
Sorprendiéndome viva he despertado hoy.
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